En tierra extraña
10 de diciembre, año 624 desde la muerte de
Fray Alosebo
Llevamos dos días en las posesiones de mi archienemigo y he
de decir que a pesar de su naturaleza bestial se está comportando con honor.
Nos hemos alojado en la cueva real y dentro de los incivilizados baremos Ko nos
aportan los enseres y vituallas dignos de un rey. Excuso decir que en una
civilizada manguaropolis o en oxfordseb no sería suficiente ni para cuidar a un
perro.
He prohibido a mis muchachos el tomar los hábitos y
costumbres Ko, son fuertes de cuerpo y valor pero débiles ante las tentaciones
salvajes de las que hacen gala los hombres bestia que aquí viven. Por el
contrario, en mi papel de líder civilizador y en aras de que el mensaje de fray
Alosebo cale hondo en las mentes de los lugareños yo intento mimetizarme con el
ambiente. Así todas las mañanas corro semidesnudo por los campos con otros
muchachos del lugar y he yacido en numerosas ocasiones con las más bellas
campesinas que hacen cola ante la puerta de la gruta real. Tan grande es mi
amor por Fray Alosebo que no dudo un instante en sacrificarme para que el
mensaje llegue a los corazones de los salvajes.
Halilovic ha pasado la noche llorando.
Mis chavales se han aclimatado bien a la dureza de la vida Ko.
Comen su ración de carne cruda junto a otros muchachos de la zona y han
participado en dos partidas de caza alopes, con resultados satisfactorios, también
participan de los juegos rituales y yacen con quien quieren, todo se lo permito
como pago por su lealtad, únicamente les he prohibido usar los atuendos
tradicionales y deben asistir a las jornadas de catequesis que todos los días tenemos
en koland.
Esta tarde hemos derribado los ídolos que los salvajes en su
ignorancia adoraban en las cuevas sagradas, horrendas e impúdicas imágenes que
reparten por doquier de Tupri, falso ídolo al que adoran como diosa y fundadora
de su pueblo, las imágenes han sido sustituidas por advocaciones marianas, en
el altar mayor hemos colocado una imagen de nuestra señora de los Remedios. Al
principio los salvajes han dado por bueno este cambio, extrañándose únicamente de
que las imágenes se representaran vestidas, solo un pequeño grupo de ancianos
parece mostrarse contrario a esta sustitución pero creo que podré controlar su
animadversión.
Halilovic no quiere salir de la cueva, cuando le pregunto
que por qué no va a jugar con sus amigos prorrumpe en sollozos histéricos.
Ayer prohibimos los sacrificios rituales de larvas de alope,
al considerarlo una práctica impropia de personas civilizadas, también hemos
prohibido la desnudez en público, reservando este habito para la esfera privada
(Yo me he reservado el derecho a mantenerme semidesnudo por meras cuestiones
prácticas. Hace mucho calor). Hemos decretado la obligación de cocinar la carne
antes de comerla y las relaciones extraconyugales han sido tajantemente vetadas.
Creo que el pueblo Ko agradece la impronta civilizadora que se le ofrece desde
oxfordseb aunque hoy hemos visto reunido al consejo de ancianos y no parecían muy
contentos.
Halilovic, lleva dos días sin dormir, está muy demacrado y
no come nada. Permanece en postura fetal riendo y llorando como una histérica.
Hoy he tenido que abofetearlo. No ha reaccionado solo me mira ausente como si
no me conociera.
15 de diciembre, año
624 desde la muerte de Fray Alosebo
Ayer le dieron una paliza a Keko.
Parece que una parte de la población no está entendiendo las
correcciones que estamos haciendo a su bárbara forma de vida. Keko, que hace
unos días fue ordenado en el seno de Fray Alosebo me pidió permiso para
propalar la palabra por la ciudad koñera, parece ser que se alejó demasiado de
la cueva real y unos gamberros le dieron una paliza al grito de “Maldito
oxfordsebita” y “Estáis hundiendo nuestra civilización”.
He prohibido a mis muchachos que salgan solos de la cueva
real y que se alejen demasiado de la zona. Parece que el ambiente ha crecido en
hostilidad. Los ancianos han envenenado las mentes de los jóvenes diciéndoles que
las nuevas costumbres los debilitan.A Keko le he dado permiso para sembrar en otros campos y ha partido hacia el paramo, creo que quería ir hacia las darklands.
Hoy he encontrado a Halilovic frente a una pared dándose cabezazos contra ella mientras murmuraba incoherencias, cuando he conseguido pararle ya estaba sangrando. Creo que no se ha aclimatado a la dureza de estas tierras.
16 de diciembre, año
624 desde la muerte de Fray Alosebo
Hoy me ha llegado un cuervo. Parece que Don Paolo ha tenido
noticias de la ecuménica labor que estamos llevando a cabo y teme que si llega
a oídos del santo padre unido a la desastrosa labor que está haciendo en Oxfordseb
pueda ser destituido de su cargo. Ha enviado a Don Ramón de Narváez con un
amplio contingente para predicar en estas tierras y así ganarse el favor de la
curia.
Hemos decidido salir a su encuentro en el paramo, dejo a
cargo del protectorado Ko a Keylor, mi fiel indiano, con la mitad de los
pequeños picaros. Yo acabaré con la escoria de Don Ramón.
Finalmente he decidido llevarme a Halilovic conmigo. Ha
estado todo el día muy taciturno y no quiere hablar conmigo, no come ni duerme,
no para de repetir “Escaparé, escaparé de aquí de una forma u otra” Temo que
pueda hacer una locura, lo llevaré a mi lado para vigilarlo.
Hoy hemos acabado con Don Ramón de Narváez
Estaba acampado en el paramo de la casi segura aniquilación
y no esperaba que realizáramos el ataque durante la noche. Sabe que el pueblo Ko,
supersticioso y atrasado, teme la oscuridad como a una vara verde y no esperaba
el ataque.
La lucha ha sido cruenta y rápida, he luchado contra él y en
una finta he conseguido acertarle con mi espada en su ojo izquierdo, al verse
tuerto se ha sabido derrotado y ha caído a mis pies implorando clemencia, sus
hombres al ver a su indigno jefe aullando por su vida se han rendido a las
fuerzas alosebitas.Las seguras promesas de gloria y poder han hecho que muchos de sus hombres se pasaran a nuestro bando, los que no lo han hecho se les ha permitido regresar a Oxfordseb para darle la incómoda nueva de su fracaso a Don Paolo.
Don Ramón ha sido atado a un grueso árbol desnudo y
abandonado allí. Seguramente será pasto de las fieras sodomiformes que infestan
estas ásperas tierras.
Ahora volveremos a las montañas Ko, espero que mi valiente
indiano haya gestionado con habilidad la naciente hostilidad del pueblo Ko en
mi ausencia.
Halilovic ha
desaparecido, lo perdí de vista cuando atacamos el campamento de Don Ramón, en
ese momento temblaba como una hoja y tenía una palidez preocupante, parece que
ha aprovechado la confusión para internarse en el paramo. Creo que finalmente
la dureza de esta vida ha quebrado definitivamente su joven espíritu.
Esta noche rezaremos una oración por su alma
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