martes, 20 de noviembre de 2018

El Exilio (X)


Epilogo 

A través de los ventanales de mi despacho puedo observar sin levantarme del sillón los jardines del colegio, quizás lo que más echaba de menos durante el duro exilio.

El oso retoza alegremente por los jardines, su lomo ya recubierto de gruesas cerdas de nuevo, nadie que lo viera ahora, tan alegre y despreocupado pudiera pensar el infierno que había vivido con los alopes…

- Ejem,Ejjem – El carraspeo del Aurelio me saca de mi ensimismamiento, pues ha entrado al despacho mientras yo meditaba sobre los hechos pasados. – Don Aloseb, le traigo los informes que pidió – me dice dejando una gruesa carpeta frente a mi – Gracias Aurelio, puede retirarse.
Los informes que solicité, lo que había pasado en la península durante mi ausencia, si quería volver a regir los destinos de esta tierra debía estar informado.

El presidente, que huyó de Oxfordseb al enterarse que estábamos de camino se encontraba recluido en el castillo negro, no cesa de repetir a quien quiere escucharlo que es líder supremo mundial, que es el auténtico regidor de la península y no se sabe que más desatinos. Skull lo ha encerrado en sus aposentos a la espera de que se le pase la locura. En su estado no representa peligro alguno salvo para si mismo pues si tarda en recuperarse temome que Skull tatoo lo enviará a brazos de Fray Alosebo.
También me dicen que sierra ingle está muy tranquila, ya no se producen asaltos en sus inmediaciones y la gente viaja tranquila de uno a otro lado de la península. La sospecha que la Compañía de hombres libres de los santos teodosianos se haya disuelto es casi una certeza, no se donde habrá ido a parar el bendito Claus, aunque bien mirado es un bandolero menos en estas nuestras tierras.

En cuanto al puppet, se le ordenó oxfordsebita de honor y en la misma ceremonia juró lealtad eterna a Oxfordseb y sus dirigentes, para luego ir a reunirse con su pueblo. Imagino, que a estas alturas habrá olvidado su juramento y ya estará conspirando contra mi persona con su ejército de infraseres. Hablaré con el Aurelio para montar una partida de caza que aniquile a esas aberraciones naturales de una vez por todas.

En cuanto a Tisisland, he sabido que volvió a su tierra en compañía del sobrinato y que allí, como si se tratará de un nuevo renacer, se hizo bautizar de nuevo tomando el nombre de Físicos. Las relaciones entre ambos reinos son mejores que nunca.
Cumplí también mi promesa a los mangueries enviándolos a sus tierras ancestrales, lo que según el informe, ha sido buena idea y se han enzarzado en lucha intestina con las dos facciones que allí se encontraban pasando de la guerra contenida entre Mangüer y Mangui/Sebito a lucha abierta por el control de las calles y plazas. Aquello es zona de guerra y recibimos un incesante goteo de refugiados manguarenses.

En cuanto a Don José, sigue sin haber rastro de él, envié una delegación al campamento campamento con orden de no dejar piedra sin remover hasta encontrarlo pero parece que los gitanos recogieron el campamento y se marcharon de allí. Solo dejaron el esqueleto vacio de lo que en tiempos se conoció como la casona. Si bien no damos con Don José al menos nos hemos librado de los gitanos, aunque tarde o temprano volverán a aparecer.

Y siguiendo con mis enemigos, tampoco se sabe nada de la serpiente koñera, si bien al principio pensé que la carriles se habría hecho con el poder y lo habría ejecutado lo cierto es que en Koland no quedaba nada. Como un moderno Roanoke aquellas antaño bulliciosas cuevas permanecían silenciosas, los altares a Tupri desmontados si era posible o destruidos cuando no podían llevárselos. Un pueblo fantasma y deshabitado era todo lo que quedaba de la prospera Koland y una sola palabra escrita en las cuevas “Sacristalia”. No sé qué puede haberles pasado pero me basta con haberme librado de mi enemigo.

Por último, los escritos proporcionados por el Aurelio hablan de que en las tabernas de Oxfordseb se habla de unos marinos perdidos que han arribado a nuestras costas, cuentan de unas tierras ubérrimas situadas más allá del mar mercado, sus riquezas no parecen tener fin y los frutos crecen solos al arrojarlos a la tierra, sus habitantes, pues parece que los tiene, son bellísimos y hospitalarios, diríase que se trata del eden perdido excepto por que se trata de salvajes paganos y por tanto son almas que Oxfordseb debe tratar de reconducir para lograr la salvación de sus almas.

Mañana le diré al Aurelio que prepare a los hombres, esta noticia de salvajes y tierras inexploradas debemos comprobarla, ningún alma es demasiado cara para que Oxfordseb no se empeñe en su salvación.




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